jueves, 19 de febrero de 2009

Mosca 3: Neura de mosca

Mosca. SUPUESTO uno: Tengo mil millones.
Si tengo mil millones puedo:
a) no pensar,
b) pensar.

Si no pienso (caso a), entonces creeré que DEBO incrementar "mi" patrimonio. "Invertiré" mi capital (invertir: dar la vuelta; convertiré la realidad en dinero, aunque para ello deba consumirla, deteriorarla, caotizarla... pero bueno, eso no lo hago yo, no es algo personal: son las inercias del sistema).

Si pienso (caso b), entoncés SABRÉ que con mil millones (de euros, de dólares, de libras esterlinas...) se puede hacer real (realizar) el orden, la belleza, la justicia de la Inteligencia (la verdadera inteligencia que los chinos llamaban la Voluntad del Cielo y K. hace equivalente a COOPERAR CON EL UNIVERSO). En suma, si pienso, convertiré el dinero en realidad (de la Buena).

Supóngase que tengo mil millones y pienso (supuesto, después de todo, tan sólo altamente improbable, pero no imposible). Pienso, luego no soy codicioso, no soy esclavo de la ambición, no me someto al imperativo de la acumulación ni a la tiranía del éxito tal y como la sociedad lo entiende y glorifica (extrema apología del fragmento, adoración del MI, del YO y el MÍO).
No incrementaré mis mil millones. Sólo construiré casas: espaciosas, bonitas, ecológicas, hechas con buenos materiales, pero sobre todo con amor. Contrato a buenos profesionales y les pago lo que es justo; como pienso, puedo encontrar una remuneración de justicia. Luego, sacaré las casas a precio de coste, esto es, escasamente por encima de ese coste, lo justo para poder seguir construyendo ese tipo de casas. Porque uno no hace dinero (hemos supuesto que ya lo tiene), sino casas. ¿No puede uno vivir así: buscando siempre la belleza, la funcionalidad, el servicio, la integración, el orden, la felicidad de las personas que habitarán los espacios que la inteligencia nos ha permitido crear? Uno jamás tendrá más de mil millones, pero estará cooperando con el universo, realizando orden, belleza y justicia de un modo muy físico: casas, viviendas, parques.
Después, uno también es feliz viviendo su vida.

Hay moscas cojoneras y neuromoscas. A veces las dos son la misma.

viernes, 13 de febrero de 2009

Mosca 2: Educar a un millonario.

Queridos millonarios desmotivados, seriamente preocupado por vuestro bienestar moral, os brindo desde aquí justo lo que estabais necesitando: orientación moral y filosófica gratuita.

Lo que tan bien entendemos en la literatura: el Jean Valljean de "Los Miserables", la transformación del rico roñoso y amargado del "Cuento de Navidad" de Dickens... jamás lo practicamos en la vida.

En la vida preferimos ser astutos a verdaderamente inteligentes.
En la vida preferimos ser poderosos a valiosos.
En la vida preferimos apoderarnos de una parcela que "cooperar con el universo".

¿Cómo cooperar con el universo cuando uno es acojonantemenete rico? Próximamente en Neura de Mosca.

domingo, 1 de febrero de 2009

Mosca 1: Primera mosca

Mosca 1. Estoy un poco mosca. Mi estar mosca no es exactamente por cabreo con algo. Sólo es lo primero que me ha venido a la cabeza cuando me crearon este blog; no tengo ni idea de cuál va a ser su orientación, contenido, carácter, personalidad, línea... Ya veré. El caso es que no suelo estar supermosqueado, lo cual es raro, habida cuenta de la sociedad planetaria que tenemos: la que hemos heredado y a la que le estamos dando continuidad. ¿Cómo pues no estoy supermosca? Fácil. Uno no es ubicuo. La ubicuidad nos permitiría ser TOTALMENTE OBJETIVOS. Como si tuviésemos dos gigantescos telescopios con infinitos ojos, dos ojos compuestos de NEUROMOSCA proyectados simultáneamente sobre los infinitos fragmentos de la totalidad. Lo hacemos un poco inconscientemente, un poco a lo tonto, al navegar, cuando vemos la tele, ojeamos revistas pasando páginas y páginas... Como NEUROMOSCA que a veces soy, me interesa sobre todo posarme con mis seis patas más cerca de la realidad. Pero, no sé, estoy mosca.