martes, 5 de octubre de 2010

Libélula 2: Es la Hora del Ablandamiento

"El cinismo -escribe Sloterdijk en "Crítica de la Razón Cínica"- constituye una figura fundamental de la negación de los valores en el proceso histórico de las conciencias combatientes". Negación de los valores, de todo valor. Cuando ya no hay nada sagrado, la conciencia se vuelve ambiciosa, codiciosa de los valores duros, las ventajas tal y como se muestran en un mundo cínico. Esta conciencia, dice Sloterdijk, es insalvable.
"Sólo un dios puede salvarnos" es una justamente famosa declaración de´Martin Heidegger. Lo sagrado es ciertamente, por definición, lo que salva. Y la profanación de lo sagrado, lo que lleva a la condenación. Sin dioses, valores, algo sagrado... el hombre se condena a una rapsódica expansión materialista del ego: enriquecimiento material, adquisición y acumulación de poder, amontonamiento de cursos, títulos, galardones, viajes, experiencias, amantes... En esa errancia se deja atrás al hombre perdido, a los "humillados y ofendidos", pues su Dignidad no es nada, la Humanidad no es sagrada, son sólo nombres, flatus vocis, y por lo tanto, mientras los nihilistas de última generación, insalvables, ansiosos, se lanzan a una trabajosa carrera que les demuestre que al menos su vida sí tiene algún sentido (su empresa, su carrera, su realización, su ambición, su...), los verdaderos trabajos de salvación, esto es, el deber sagrado de rescate de los caídos, se deja atrás: ese esfuerzo sería vano, pues no hay nada que rescatar, nada sagrado, sólo cuerpos vacíos, cuerpos sin alma, cosas que se pueden pisar, sobre las cuales se puede caminar al azar.
Los caídos son demasiados. El cinismo amplía la zona de condenación, dentro de cuyos límites en cualquier momento van a caer los propios cínicos. Ya no sirve -el cinismo- ni para una salvación particular.
"Este es el ocaso de los ídolos del cinismo. La hora ha sonado ya para los sujetos duros, los hechos duros, la política dura y el negocio duro" (Sloterdijk).

martes, 12 de enero de 2010

Mosquito 2: Dios, los perversos y las cosas

Un santo de Tagaste que pensó en dos ciudades observaba acerca de preocupados ricachones: "Llegan a sentir mayor desazón si su casa de campo no es buena, que si no lo es su propia vida, como si el supremo bien del hombre fuera tener todas sus cosas en buen estado, exceptuando la propia persona". El "supremo bien del hombre" de que habla el santo -y que el griego Aristóteles aidentifica como Felicidad- es equiparado por algunos a mansiones relucientes, autos cromados, uniforme impecable del servicio, el oro y la plata bien pulidos, jet privado, etcétera. Ésos dicen que uno vale cuanto tiene. A nada renuncian (¿salvo a la virtud, la belleza, el sentido?). ¿Habrán leído a Nietzsche donde advierte que "con la virtud se pierden las ventajas" y no habrán querido prescindir de ellas? Se quedan pues con las ventajas, innúmeras, y tan sólo un bien de entre todos pierden, uno, el supremo. ¿Quién quiere ser feliza expensas de tenerlo todo? ¿Todo? Sí, como infinitas cosas...

JA, JA, JA,
SI EL HOMBRE ES UN MUERTO
QUE BEBA RON...
JA, JA, JA,
SENTADO EN SU TESORO
CON UNA BOTELLA DE RON.

El mismo santo afirma en su historia de dos ciudades que "los perversos (...) quieren gozar del dinero y servirse de Dios; pues no gastan el dinero por Dios, sino que honran a Dios con vistas al dinero", donde claramente se ve que a quien honran en última instancia es al dinero, creyendo por cierto servirse a sí mismos, engrandecerse con una cifra cada vez más abultada, como si su propio ser abultase más por ello, o acrecentando su colección de diamantes, motos, coches, avionetas, mansiones, o el número de personas que asisten a sus fiestas atraídas por el gratis total (que es a su vez el precio de la plusmarca de popularidad).


Cuando Platón replicó a Protágoras -quien decía que el hombre es la medida de todas las cosas- con lo que parecía una boutade, que és Dios la medida de todo, hasta del hombre, parecía estar diciéndole directamente a nuestros queridos multimillonarios: el mundo que os rodea es verdaderamente la medida de vuestra valía, no la parte de mundo que remata en la verja de vuestra mansión privada o las parcelas de vuestros amiguetes o el rascacielos que está coronado por vuestras oficinas y vuestro helipuerto, sino la TOTALIDAD del mundo, lo que Dios vería, sea Éste lo-que-quiera.

El punto de vista de Dios es obviamente el punto de vista de la totalidad. Si en mi gran finca crece una mansión rodeada de bosque (propiedad privada), jardines (atendidos por varios jardineros), garages repletos de modelos relucientes, etc., pero eso ocurre en relación con la acentuación del estress social o con la devastación de la naturaleza o con la promoción de la guerra o de la estupidización general, etc., habrá que decir que mi obra es la suma de aquella mansión que crece con sus aledaños más la correlativa degradación del mundo que la acompaña (aquello que tambien hacen mis empresas).

Y todo porque pensamos sólo con la calculadora. Meta usted en la maquinita la función SENTIDO DE LA VIDA, o BELLEZA, o VIRTUD, o PLENITUD, o PROFUNDA LIBERTAD, o PLENA INTELIGENCIA, o GRANDEZA DE ALMA. Efectivamente, no computa. Con la virtud, se pierden las ventajas. Con las ventajas, se pierde la virtud. Que no me den a escoger entre mi propia persona y mi casa de campo, porque me veré obligado a escoger la casa de campo, no vaya a ser que no me admiren o me tomen por tonto o me deje mi mujer.

JA, JA, JA

SI EL HOMBRE ES UN MUERTO

QUE BEBA RON...

JA, JA, JA,

SENTADO SOBRE SU TESORO

CON UNA BOTELLA DE RON.

domingo, 16 de agosto de 2009

Libélula 1: Pierre y el masón.

Pierre ha heredado una de las mayores fortunas de Rusia. Su mujer, la bella Helena, ha seducido en él a su fortuna, el verdadero objeto de su amor. El presunto amante de su mujer, su viejo amigo Dólojov, desaira a Pierre en ocasión de una cena en un club y éste lo reta a un duelo. El enfrentamiento se salda con Dólojov malherido. Helena hiere a Pierre con palabras de desafecto. Pierre se separa de ella y se encierra en un hotel. La vida carece de sentido para él. Un anciano masón lo visita en su desordenada guarida y su conversación con él lo reintegra al orden, lo resitúa en el sentido. El anciano le cuenta a Pierre su propia y vacía vida hasta ese momento:

"Tú dices que el mundo consiste en ruinas que caen y se aplastan mutuamente. Y eso es correcto. Tú mismo eres esas ruinas (...) Eres rico, diez mil personas dependen de tu voluntad. ¿Los has visto, conoces sus necesidades, te has preocupado, has pensado en qué situación física y mental se encuentran, los has ayudado para encontrar el camino para llegar al Reino de Dios? ¿Has secado las lágrimas de las viudas y los huérfanos; los has querido de corazón aunque sólo sea un minuto? No. Aprovechándote del fruto de sus esfuerzos concediste sus deseos a gente ignorante y que sólo perseguía sus propios intereses y tú dices que el mundo se derrumba. Te casaste y tomaste la responsabilidad de guiar a un ser joven e inexperto y ¿qué es lo que hiciste, pensando sólo en la satisfacción de sus apetitos? (...) No la ayudaste a encontrar el camino de la verdad, sino que la precipitaste en el abismo de la mentira y la desventura. Un hombre te ofende y tú le matas o has querido matarle. Tu sociedad, tu patria te ha dado una posición más feliz y superior en el Estado. ¿Cómo les has agradecido ese bien? ¿Has intentado en el tribunal mantener la postura más justa o conseguir la cercanía al trono del zar para defender la verdad y ayudar al prójimo? No, no has hecho nada de eso, te abandonaste a los más insignificantes anhelos humanos, rodeándote de los más despreciables lisonjeros, y cuando la infelicidad te mostró toda la insignificancia de tu vida, no te culpaste a ti mismo sino al omnisciente Creador, al que no conoces para no temerle".

¿Y qué vida debe empezar ahora Pierre si sigue el consejo del anciano?

"Tenía que visitar todas sus inmensas posesiones, en todas debían ser realizados beneficios materiales para los cristianos, por doquier debían ser fundados hospicios, hospitales y escuelas. Sus enormes medios debían ser utilizados para difundir la cultura en Rusia, la publicación de libros, la educación de sacerdotes, la creación de bibliotecas, etc. Él mismo debía ocupar un destacado lugar en el servicio y ayudar al bienhechor emperador Alejandro a erradicar de los tribunales la corrupción y la mentira. Su casa debía ser lugar de reunión de todos sus correligionarios, de todos aquellos que luchaban por el mismo fin".

Lo encontramos en LEV TOLSTOI: Guerra y Paz, editorial DeBolsillo, en traducción de Gala Arias Rubio.

lunes, 25 de mayo de 2009

Mosca 6: No poseáis y no seréis poseídos.

¿Cuántos de vosotros, mis muy queridos millonarios, intentáis la excelencia? Pocos, ¿verdad? Preferís poseer ingentes cantidades de cosas exquisitas y exclusivas, en la idea de que gozar de tales cosas es la mejor de las vidas. Ciertamente es difícil sustraerse a la ilusión de excelencia que emana del lujo. Pero en esa vida de lisas y ebúrneas superficies, espejos dorados y seres de pasarela hay, sobre todo, cálculo y astucia, despotismo y arrogancia del dinero sobre subalternos, moscones y amigos. Sólo en ocasiones descansais de esa mefítica estrechez espiritual para fingiros tan exquisitos como las cosas que creeis poseer y que en nada se os parecen.
Pacto con el diablo: un alma -sólo un alma- a cambio de ríos de oro. (Os sonreís en lo íntimo persuadidos de haber cerrado un magnífico negocio, compadeciendoos de la ingenuidad del diablos).
Nada posee quien ha perdido el sentido de lo que posee. Quien cree ser el dueño legítimo de lo que ha cosechado la ambición es un loco.
La ambición es ciega e insensible a la integridad de lo que sacrifica: Naturaleza, Buena Voluntad, Cuerpos, Vidas, Equilibrios.
Los siervos de su ambición extienden sobre la Tierra el infierno: ciudades y campos devastados, pisos-cárcel, cuerpos consumidos por la esclavitud, mentes hostigadas, laberintos sin pulmones, necesidad de evasión... El destilado de sus empresas: stocks de máquinas y artilugios de evasión, cosas-espejismo, pirotecnia; tras la cortina de humo de la explosión, imponentes, se alzan las grandes y exclusivas mansiones de los maestros pirotécnicos.
Mis muy queridos millonarios, os animo a transformar vuestro dinero, no en más dinero (D-M-D´), sino en virtud, dominios del paraíso. Sirviendo a la Voluntad del Cielo (en vuestra inteligencia, no en vuestra vulgar astucia), entenderéis. Recuperaréis el sentido de la riqueza: no como botín, sino como poderosa herramienta de la Inteligencia creadora que expande el Paraíso y hace retroceder al desierto.
Si la riqueza no es esto último, no es más que el peso añadido a la pobreza de espíritu, miseria del Universo, decadencia, el túmulo de un cadáver.

domingo, 19 de abril de 2009

Mosquito I: Sobre el Imperativo de Acumulación

Querido millonario: ¿Tienes pasta? ¿Tienes, además de pasta, pasta de Gran Hombre, pasta de Gran Mujer? Para hacer real ese potencial humano debes deshacerte cuanto antes del Imperativo de Acumulación, basado en la Compulsión de Realización.

No necesitas realizarte, pues ya estás realizado. Lo que pretendes realizar no es tu ser sino su imagen (proyectada por ti). Tú ya eres real; tu deseo, tu sueño, tu proyección, no lo son.

Por ejemplo, el esquema: Primero, hacerme inmensamente rico. Después, ser filántropo.

Esto es: hacer el bien con los réditos de mis negocios, que dirijo conforme a una lógica económica inhumana.

La lógica económica del máximo beneficio, sacrifica la humanidad al número. El número es en esa lógica la verdadera vara de medir. Su Dios es el endiosamiento a través de una substancia abstracta: la cifra (el dinero).

La lógica del dinero, como cierta bomba, deja en pie infraestructuras, pináculos, pirámides, ingeniería... y destruye hombres: despojados de su tiempo y su libertad.

Si realmente tienes pasta de Gran Hombre, madera de Gran Mujer, si eres realmente un Ser Humano noble, sensible e inteligente, no es Golden Fly quien te va a persuadir de la necesidad de emanciparte del Imperativo de Acumulación, fundado en el supuesto (falso) de que todo tu éxito como ser humano consiste en tu éxito social (dinero, prestigio), imperativo enraizado en la Compulsión de Realización.

Sólo se vive una vez: No seas ficticio, ni un esclavo, ni una rata. Actúa en el mundo como un ser inteligente, libre y noble; goza con tu éxito humano y desprecia tu éxito social; encauza el inmenso caudal de riqueza que posees libremente, purificando en espiral el universo, lo único en que se recrea un Ser Humano verdaderamente Grande: realizar la Voluntad del Cielo, esto es, la más Alta Inteligencia.

lunes, 9 de marzo de 2009

Mosca 4: De cómo el dinero nos hace a su imagen y semejanza.

El humano sometido a la necesidad (lo que imperiosamente le pide su cuerpo y lo que obcecadamente le pide su pensamiento), si quiere satisfacerse, antes tiene que trabajar. Una vez hecho el trabajo que nos proporciona aquello que satisface nuestra necesidad, quedamos momentáneamente libres de la necesidad y podemos ser.
Si carezco de dinero, tengo que procurármelo, porque tengo necesidades. Pero si ya tengo dinero, seguir buscándolo como si no lo tuviese, y consagrar mis facultades y mi tiempo (mi vida) a su incremento, haciendo de él la inspiración que preside toda mi actividad, equivale a renunciar a la libertad, que es la esencia de la vida.

jueves, 19 de febrero de 2009

Mosca 3: Neura de mosca

Mosca. SUPUESTO uno: Tengo mil millones.
Si tengo mil millones puedo:
a) no pensar,
b) pensar.

Si no pienso (caso a), entonces creeré que DEBO incrementar "mi" patrimonio. "Invertiré" mi capital (invertir: dar la vuelta; convertiré la realidad en dinero, aunque para ello deba consumirla, deteriorarla, caotizarla... pero bueno, eso no lo hago yo, no es algo personal: son las inercias del sistema).

Si pienso (caso b), entoncés SABRÉ que con mil millones (de euros, de dólares, de libras esterlinas...) se puede hacer real (realizar) el orden, la belleza, la justicia de la Inteligencia (la verdadera inteligencia que los chinos llamaban la Voluntad del Cielo y K. hace equivalente a COOPERAR CON EL UNIVERSO). En suma, si pienso, convertiré el dinero en realidad (de la Buena).

Supóngase que tengo mil millones y pienso (supuesto, después de todo, tan sólo altamente improbable, pero no imposible). Pienso, luego no soy codicioso, no soy esclavo de la ambición, no me someto al imperativo de la acumulación ni a la tiranía del éxito tal y como la sociedad lo entiende y glorifica (extrema apología del fragmento, adoración del MI, del YO y el MÍO).
No incrementaré mis mil millones. Sólo construiré casas: espaciosas, bonitas, ecológicas, hechas con buenos materiales, pero sobre todo con amor. Contrato a buenos profesionales y les pago lo que es justo; como pienso, puedo encontrar una remuneración de justicia. Luego, sacaré las casas a precio de coste, esto es, escasamente por encima de ese coste, lo justo para poder seguir construyendo ese tipo de casas. Porque uno no hace dinero (hemos supuesto que ya lo tiene), sino casas. ¿No puede uno vivir así: buscando siempre la belleza, la funcionalidad, el servicio, la integración, el orden, la felicidad de las personas que habitarán los espacios que la inteligencia nos ha permitido crear? Uno jamás tendrá más de mil millones, pero estará cooperando con el universo, realizando orden, belleza y justicia de un modo muy físico: casas, viviendas, parques.
Después, uno también es feliz viviendo su vida.

Hay moscas cojoneras y neuromoscas. A veces las dos son la misma.