lunes, 25 de mayo de 2009

Mosca 6: No poseáis y no seréis poseídos.

¿Cuántos de vosotros, mis muy queridos millonarios, intentáis la excelencia? Pocos, ¿verdad? Preferís poseer ingentes cantidades de cosas exquisitas y exclusivas, en la idea de que gozar de tales cosas es la mejor de las vidas. Ciertamente es difícil sustraerse a la ilusión de excelencia que emana del lujo. Pero en esa vida de lisas y ebúrneas superficies, espejos dorados y seres de pasarela hay, sobre todo, cálculo y astucia, despotismo y arrogancia del dinero sobre subalternos, moscones y amigos. Sólo en ocasiones descansais de esa mefítica estrechez espiritual para fingiros tan exquisitos como las cosas que creeis poseer y que en nada se os parecen.
Pacto con el diablo: un alma -sólo un alma- a cambio de ríos de oro. (Os sonreís en lo íntimo persuadidos de haber cerrado un magnífico negocio, compadeciendoos de la ingenuidad del diablos).
Nada posee quien ha perdido el sentido de lo que posee. Quien cree ser el dueño legítimo de lo que ha cosechado la ambición es un loco.
La ambición es ciega e insensible a la integridad de lo que sacrifica: Naturaleza, Buena Voluntad, Cuerpos, Vidas, Equilibrios.
Los siervos de su ambición extienden sobre la Tierra el infierno: ciudades y campos devastados, pisos-cárcel, cuerpos consumidos por la esclavitud, mentes hostigadas, laberintos sin pulmones, necesidad de evasión... El destilado de sus empresas: stocks de máquinas y artilugios de evasión, cosas-espejismo, pirotecnia; tras la cortina de humo de la explosión, imponentes, se alzan las grandes y exclusivas mansiones de los maestros pirotécnicos.
Mis muy queridos millonarios, os animo a transformar vuestro dinero, no en más dinero (D-M-D´), sino en virtud, dominios del paraíso. Sirviendo a la Voluntad del Cielo (en vuestra inteligencia, no en vuestra vulgar astucia), entenderéis. Recuperaréis el sentido de la riqueza: no como botín, sino como poderosa herramienta de la Inteligencia creadora que expande el Paraíso y hace retroceder al desierto.
Si la riqueza no es esto último, no es más que el peso añadido a la pobreza de espíritu, miseria del Universo, decadencia, el túmulo de un cadáver.